Absurdistán

Hay dias en que siento que es demasiado tarde. Que es mejor dejarse fluir, en un perpetuo correr, para al final de la cascada caer como una cáscara de limón edificio abajo
Hay dias en que mi tierra es Absurdistán y mi abrigo el Deseo Impenetrable
El Deseo de poder traspasar las horas y los metros, en un febril baile contra la memoria
El azote de Dios, conversando en una banca de plaza, sentado junto con el Divino Anticristo, ambos tarareando alguna cancion de Beirut.
Hay días en que me doy cuenta de que toda mi ropa es roja.
Roja como mi pelo
Como esa sustancia desconocida que brota de mis manos.
Como la millada de insectos que llenan mis piernas y ese vestido provocador que nunca te mostré.
Y que hoy esperé que vieras; pero no.

Hay otros días en que te deseo, también. Esos días son más confusos
De esos días no me acuerdo, de esos días solo conservo el calor de mis yemas apoyadas en el metal
y el sonido de tu voz de baritono, y el recuerdo de tus malditas pestañas en mi cuello.
Es entonces cuando mi mente se arranca y mi cuerpo se queda atrás, sentado en el pasto,
sentado bajo el sol
bajo la mirada
impenetrable
de trescientas hormigas
acechantes.

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biáidh

Un poema es una cosa que será.
Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera ser.
Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser.
Huye del sublime externo, si no quieres morir aplastado por el viento.

(Vicente Huidobro, Altazor)