voy a intentar botar esta madeja color temblor, temblor de tierra y de agua y de fuego
voy a comer cada una de estas galletas horrendas de chocolate, pasándolas con té
(y las flores cantando en mis oídos, y las otras marchitándose en la ventana)
voy a escupirlo todo
(si, todo señores)
para al fin, saborear la última galleta de avena y miel, mezclada con mosqueta y silencio, molida entera
voy a moler mi rabia, mi indiferencia y mi miedo, y lo voy a tomar a sorbos
(y no pienso irme de viaje, esta noche)
(Pero no se me ofendan, señores)
Por donde partir? (un sorbo, la primera galleta)
tengo rabia de Tí. de tí, de tu indiferencia que para mi no lo fue, de tus sonrisas que se me olvidan y de lo esquivo de ese mechón que cae con gracia
tengo rabia de mi olvido, si al final el sonido es lo esencial, si cada golpe de timbal se me olvida cada vez más.
Tengo rabia también, de esta otra indiferencia, una indiferencia por omisión, por comodidad y burguesía, esa omisión disfrazada de tengosueños y noquierosalir, tengo rabia de ver el ciclo repetirse en interminables veces sin poder entender la totalidad de la escena, viendo pinceladas de escamas pero no la totalidad.
me molesta eso, no ver la totalidad.
(otro sorbo, la cuarta galleta)
tengo pena (y alegría) de tí también, de ver la vida sonreirles, sonreírles y ver el sol salir, como siempre sonreímos siempre tras los cristales. Me gustaría poder disculparme por eso, alguna vez.
Hay pena de las comparaciones feas, tengo pena de querer la definitivez, de ver tanta injusticia y estar acá sentado, pensando.
Al mismo tiempo, tengo rabia y pena de la indiferencia, de mi misma indiferencia y hastío, de la risa escondida en las canciones y las manos llenas de tinta, siendo que podrían estar surcadas de callos.
(paciencia, quedan dos galletas antes de la final)
tengo frío, frío de tu cuerpo tibio abrazándome en esta noche que es de primavera pero siento invernal, siento frío de tus manos en mi cintura y tu aliento en mi cuello,
ese frío que me quitas a punta de amor y palabras dulces, ese frío que se va cuando pueblas la noches con tus risas luminosas.... pero hoy no es suficiente. No; no es suficiente
y es que no eres tú; esta noche soy yo la que necesita ir a la plaza y mirar la luna un rato a solas.
Eso es el final, esa luna a solas, sin música dulzona ni manos entrelazadas, esa extrañeza de no estar, a fin de cuentas, con uno mismo una misma noche, sino estar las noches enteras añorando tu amor y nada más, sabiendo a fin de cuentas que eso no es suficiente
(y es que hay más mundo, un mundo que me apresto a recorrer, por lo menos por esta noche)
Aunque sé, y por eso también viajo, que siempre hay un espacio para mi enferma cabeza la la izquierda de tu almohada.
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