Somnolencia

Las horas van pasando, lentas
Lentas como tu dedo suave recorriendo la curva de mis caderas
Limpias como el aire en el agua, y el agua en el aire, de la lluvia infinita cayendo tras los vidrios empañados

Pasan las horas, yo paso con ellas
en un paseo nebuloso por las calles del rocío
En una mirada fugaz a esos ojos insondables, con una sonrisa café y ganas de saludar
Con unas ganas de arrancar por allá por Paraguay, y subir corriendo los ocho
hasta sumergirme en tus rulos marinos, y llorar contigo ay
la infinita pena del olvido de la memoria
O también reír y bailar con la luna y las estrellas el milagro del silencio


Que largas que son las noches de ausencia, y que brillantes se ven las luces cuando el frío las cobija
Y que dulce se escucha tu voz cuando se pierde en la lejanía, entre soles y flores
Que diferente es todo en la distancia, de qué manera el sol se vuelve triangular...

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biáidh

Un poema es una cosa que será.
Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera ser.
Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser.
Huye del sublime externo, si no quieres morir aplastado por el viento.

(Vicente Huidobro, Altazor)